Joaquim Camino en España se enamora de un chico, están bien
por un tiempo y luego el chico del que se enamoró, lo deja por una chica
latina. Joaquim piensa (torpemente) que si se hace pasar por mujer podría reconquistarlo.
Obvio no consigue su objetivo. Su cariño por su ex, hace que
lo ayude a recuperar a la chica latina cuando estos pelean porque se da cuenta
que lo primero que quiere es la felicidad del chico que ama.
Es una mala película, lo sé, idealista también. ¿Quién hace
eso? A bueno no será mío entonces que consiga al amor de su vida, esa chica por
la que me dejo. Ni cagando, si no es mío no es de nadie y ya está, que se acabe
el mundo, me da igual.
Hay que tener muy noble el corazón para hacer esas cosas.
Yo flashee con la idea de que se podía tener un final más amargo
donde el protagonista se venga y que termine la película ahí, con la relación
terminada y él muerto de risa, y fin. ¿No sería repiola?
Pero claro estamos hablando de una película, y esas cosas
solo pasan en las películas donde los finales felices le hacen un guiño al
protagonista que puede terminar solo pero feliz (en este caso con éxito y viaje
al lado de Boy George) o como esa película que le debe el nombre de este blog,
La boda de mi mejor amigo. Igualmente Jules deja a un lado sus sentimientos y va
en busca de la rubia prometida del hombre de sus sueños, para al final terminar
sola, pero feliz acompañada con su mejor amigo gay.
A mi estos finales felices made in Hollywood me tienen sin
cuidado (o made in España como el caso del primer film que cuento) nadie
termina (o lo terminan) con su novio y le va a desear inmediatamente la felicidad con el tipo por
el que te dejo.
Pd: la película a la que me refiero es una que vi ayer en la
noche en TVE, la incursión de Santiago Maguill en España luego de No se lo
digas a nadie.
Pd2: ya la encontré en google, ‘I love you baby’